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Silvina Páez

El libre albedrío


Tu eres un ser libre. Tú decidiste encarnar y experimentar esta vida. Por eso también tienes libertad para poder cambiarla. Tu no fuiste obligado a encarnar o encarnaste por error. Tú lo decidiste porque desde tu sabiduría sabías que esto que estás viviendo lo ibas a poder sostener y resolver.

Tus comités espirituales respetan ese libre albedrío y no interfieren en tu vida, al menos que tú se los pidas. Utiliza esta posibilidad y pídeles a tus ángeles, guías y maestros que te ayuden a resolver lo que tú humanamente no puedes hacer. Respeta también la libertad de los demás. Cuando te empoderas en tu libertad, disfrutas de tu vida.

Me ha sucedido muchas veces de atender consultantes que están convencidos de que están encarnados por error o que fueron obligados a hacerlo. Esta creencia es contraria a las leyes espirituales pero acorde con las personas que tienen grandes conflictos con su familia de origen o que no se pueden adaptar a una situación que están viviendo.

Un día tuve un consultante que decía venir de la Novena Dimensión y que por eso era diferente. En realidad tenía un gran problema de adaptación a su entorno y la espiritualidad le fue perfecta para justificarse. Tú estás donde tienes que estar, el no adaptarte a esa situación o vida, es exactamente lo que viniste a aprender.

Todavía me sorprende como la espiritualidad New Age a veces justifica muchas cosas, desde enfermedades mentales graves hasta desórdenes de personalidad.

Otro ejemplo me pasó con un consultante que decía haber encarnado en una familia de la nobleza francesa y que un día, cuando tenía 4 años, despertó y estaba viviendo en una familia muy pobre en Paraguay. Había ido a un montón de brujos que le confirmaron sus creencias. Luego de 2 años de conocerlo y haber encontrado varias de sus conductas que me hacían “ruido” me di cuenta que era un psicópata y que algo propio de ellos es convencer a todo el mundo de lo que ellos creen.

En la espiritualidad no hay errores, hay aprendizajes. Tu encarnas en el momento exacto que te toca hacerlo, porque tu alma, desde su libre albedrío, decidió hacerlo y también vas a desencarnar en el momento en que tu alma lo decida.

Acá quiero contarte un poco lo que me ha sucedido en mis años trabajando como terapeuta con respecto al suicidio.

Hay muchas creencias espirituales New Age (son las que mas conozco) que dicen que las almas que se suicidan quedan “pegadas” a este plano, perdidas y no se cuantas cosas mas negativas provocadoras de miedo.

Creyendo eso, un día estaba en una sesión a distancia, a través de skype, con una mujer que estaba en Madrid, España. Luego de media hora de sesión, tuve que interrumpirla porque sentía que había un alma que estaba en ese lugar, muy luminosa, con mucha paz, y sentí la necesidad de contarle lo que me estaba pasando a la consultante. A ella no le sorprendió para nada mi relato, todo lo contrario, me contó que también lo había percibido y que era un esposo del que se había divorciado hacía 12 años y que se había suicidado en ese departamento donde estaba ella ahora, hacía solo un mes. Eran muy amigos, no habían tenido hijos, él no se había vuelto a casar y la había dejado como única heredera de todos sus bienes. Ella estaba ahí, acomodando sus cosas para poder vender el departamento y regresar a donde ella vivía ahora, en Berlín, Alemania.

En ese momento se me fue por el piso la idea que tenía de la oscuridad y demás cosas provocadas por el suicidio y de que las almas se van “antes de tiempo” cuando se suicidan, y esa fue la primera vez que dudé de que fuera real.

Luego de ese caso, me pasaron varias situaciones parecidas que me terminaron por confirmar que el suicidio es una forma de muerte como cualquier otra, espiritualmente hablando pero, culturalmente no. Y menos aún, para las almas que quedan encarnadas y que amaron a esa persona. El aprendizaje es mas para los que quedan que para los que se van, porque ese tipo de muerte generan mas culpa, dudas y sufrimiento que las muertes mas “naturales”.

Pero como tenemos todo un tema con la muerte, en nuestra cultura se prefiere alargar la vida de una persona aunque está sufriendo en vez de dignificarla. Cómo si fuéramos inmortales y nunca nos vamos a morir.

Cuando viví en Buenos Aires, tenía muy seguido cólicos hepáticos. En realidad mi vida era un desastre, nada fluía. Una noche estaba cenando en la casa de unos amigos y me descompuse. La situación era de terror. Tener el cólico era terrible, y en casa ajena parecía que dolía mas y la situación era desesperante. Tuve una sensación que estimo me duró unos 10 segundos, pero fueron los segundos mas desagradables que recuerdo haber experimentado. Lo único que sentía eran ganas de morir, y lo que mas me llamó la atención fue que no me importó nada. No me importaba mi novio de ese momento, ni mi familia en Bahía Blanca, ni mis gatos, ni mis proyectos, nada, absolutamente nada. Desde ahí entendí, que hay personas que vivencian esa situación todos los días, y que debe ser terrible.

Me imagino como deben haber sido esos segundos o minutos en donde la persona decidió finalizar su vida. Esos segundos en donde no importó nada.

Conocí a personas que intentaron suicidarse y no lo lograron. Una vecina que saltó al vacío desde un piso 7 y se salvó, o un amigo que se disparó con un arma en la cabeza y también se salvó. Por eso, por mas que uno lo intente, si no es el momento que tu alma elije, por mas que quieras, no llega.

Cuando sientas que no sabes para donde ir, algo que a todos nos pasa en algún momento, pídele a tus ángeles que te guíen. Ellos tienen el guión de la película de tu vida y te pueden ayudar. Además que ellos ven mejor la salida de los laberintos mentales que te armas en al cabeza.

Puedes hacer el siguiente ejercicio: El problema o preocupación que tengas, lo envuelves mentalmente y se lo entregas al Universo, y les pides a ellos (tus ángeles) que lo resuelvan, y tú mientras tanto, coloca tu atención y energía en otra cosa.

Un ejemplo práctico: el día que no sé como redactar un correo para informar o explicar algo, lo envuelvo en luz, lo entrego y hago otra cosa: me voy a comer, o a caminar, o me hago una sesión de Freedom Healing, o me pongo a tejer y me dejo fluir. Lo normal es que horas o días después se me “aclara” el panorama.

Para mí es importante el trabajo manual como una forma de activar partes del cerebro, lo mismo que la actividad física. Enfoca tu atención en otra cosa y deja fluir.

Recuerda siempre, pero siempre, que todo lo que estás viviendo lo elegiste desde tu sabiduría y tu libre albedrío y que tienes tú el poder para cambiarlo.


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