Comprar pan en la pescadería
- Silvina Páez
- 21 may 2019
- 2 Min. de lectura
Hace unos días una mujer de Paraguay que compró las cartas de Freedom Healing hace más de un año, me escribió para contarme sobre su experiencia utilizando las cartas para resolver conflictos que tenía en su vida.
Me había escrito un par de veces para decirme que tenía problemas con su esposo y que cada vez que preguntaba cuál potencial tenía que activar con él, le salía el potencial de "Aceptación".
Cuando activás el potencial de aceptación se genera en vos el sentimiento de comprensión con las situaciones que estás viviendo actualmente. Comenzás a liberar todas las resistencias que tenés con alguien o con algunas situaciones. Y eso le pasó a mi consultante paraguaya.
Se acordaba de una vez que le escribí y que le dije que en el mercado de las emociones, no se puede comprar pan en la pescadería. Esto quiere decir, que si tenés una pareja que es poco cariñosa, no podés pretender que sea cariñoso/a porque a vos te hace falta eso. Sobre todo, si siempre fue de esa forma.
También le conté que lo que ella estuviera necesitando a nivel emocional, tiene que ser ella misma la proveedora de ese amor. Eso es lo que hacemos en el programa de 5 sesiones de Freedom Healing: descubrir qué es lo que necesitás y ser vos mismo/a el que se entregue lo que hace falta.
Mi consultante me contaba que al principio le molestó lo que le escribí. Después que se le bajó la molestia le resultó difícil de comprender que era lo que le estaba queriendo decir, hasta que hace unos días, hizo la oración de trasmutación como le indiqué y al rato sintió "con todo el cuerpo" que era eso que ella estaba esperando de su esposo y que jamás iba a recibir.
A ella le encanta el arte. Le gusta pintar y hace muchos año que fue curadora de un museo en Asunción. Pero su esposo, que es economista, no entiende nada de arte, no le interesa y no está "ni ahí" con visitar museos o galerías de arte. Y ella lo que quería era tener un buen compañero para salir a mirar pinturas y esculturas cuando salían de viaje, sobre todo a España.
Mi consultante me dijo que se rió mucho cuando se acordó de mis palabras y sintió que realmente estaba queriendo comprar pan en una pescadería y eso no lo iba a lograr. Entonces ahora aceptó que en realidad tiene que disfrutar del pescado rico que ofrece la pescadería y el pan ir a comprarlo a otro lado. O ir sola a los museos o buscarse una amiga que la acompañe.
Y vos, ¿cuántas veces querés comprar pan en la pescadería?
Con amor,
Silvina Páez
